Existen tres variantes de manzanilla, la más popular de las cuales es la conocida como manzanilla alemana. La manzanilla ha sido usada con fines medicinales durante miles de años. La manzanilla puede emplearse tanto interna como externamente. Las investigaciones modernas han demostrado que usada externamente esta planta posee propiedades que la hacen efectiva para reducir inflamaciones y tratar problemas como la caspa, el eccema, y las hemorroides. También se puede emplear en gárgaras para dolores de garganta y gingivitis (inflamación de las encías.
Sin embargo el uso por el que es más conocida es el de calmante o tranquilizante. La manzanilla actúa como un sedante suave. Contiene sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central calmando los estados de estrés y ansiedad. La manzanilla también se usa como té para aliviar problemas digestivos. La manzanilla alivia los malestares intestinales y reduce la sensación de llenura y gases en los mismos.
La manzanilla también posee propiedades antimicrobianas, antisépticas y fungicidas. Se sabe que inhibe el crecimiento de las bacterias conocidas como estafilococos y estreptococos.
La manzanilla es una planta excepcionalmente segura. Aparte de un pequeño número de personas que pueden presentar reacciones alérgicas al utilizarla por la vía ora o en enemas, la manzanilla no parece causar efectos negativos mayores. Al usarse en forma de té pudieran presentarse reacciones tóxicas en personas sensitivas a las plantas del género de las ambrosias o a alérgenos. La manzanilla puede causar dermatitis por contacto. La manzanilla puede aumentar el sueño causado por otras plantas o suplementos, entre ellos la caléndula y la cataria (catnip). Se recomienda precaución al conducir vehiculos de motor o al operar maquinaria mientras se consume manzanilla.
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